miércoles, 15 de julio de 2009

Cosa extraña


Avanzar, retroceder, desviarse, acelerar...todo termina siendo movimiento en definitiva. Podemos hacerlo en línea recta sin mirar al costado, como los mateos del zoológico.

O hacerlo lentamente, con la parsimonia de quien maneja sólo los domingos. Metafóricamente, como los cangrejos de alguna playa desierta, pergueñando contínuamente en lo pasado. O quizás con un desenfreno tal que nos permita evitar los carteles que la ruta nos señala preventivamente.

Quedarse quieto es sinónimo de estancarse.

El cuerpo, la mente, la vida nos reclaman algún gesto que la saque de la comodidad. Puede que esté en nuestra naturaleza, puede que el ritmo de la ciudad así lo condicione.

Encarar desafíos, ponerse metas, escalar hasta que los dedos esten entumecidos en la montaña de los sueños.

Quien sufra de vértigo, que se mude a una chacra a cultivar su alimento. Que viva alejado de sus pares, sin electricidad que lo acerque a las sucesivas tentaciones que irradian las pantallas.

El resto, mortales alienados, seguiremos en la danza eterna en la que hasta los postrados bailan imaginando otro destino.

Craneando la próxima jugada, estrategas del día a día. Sobrevivientes algunos, vivos por demás otros.

Un amasijo rodando y rodando. Entremezclados los unos con los otros en una pirámide venida a menos.

Seguramente estarán quienes quieran bajarse del samba enfermizo como también los que disfruten del mareo y de los golpes. A veces me quedo a mitad de camino contemplándolos.

Hasta que la noche me sorprende con su helado aliento y parto nuevamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

simplemente son todos excelentes !!!

un beso!

Miriam dijo...

Movimiento-vida, la vida en danza, ni más ni menos... Y yo elijo aceptar los desafíos y volver a intentar, aunque me equivoque. Si mañana ya no estoy entre los vivos, no me quedará nada sin intentar... prefiero las caídas a mirar la vida desde una butaca viendo el movimiento pasar...
Besos y adelante!