jueves, 7 de julio de 2011

14 de julio



Bostezos, vueltas, negación...arrancar de la cama en pleno julio es una epopeya. Los sustantivos de la rutina comienzan a operar entre sí, confabulados para que eyecte mi culo lo antes posible del departamento. Baño, cepillo, dientes,cocina, cortado, comedor, escobillón, gato, palita, litera, comida, agua, puerta, llaves, ascensor, calle, auto....tráfico.





El paisaje usual, el mismo recorrido, hasta parecen ser las mismas patentes las que chocan con mis pupilas. Huelgan las risas a esta hora. Sólo las veo entreveradas en portadores de guardapolvos que, espectantes, se reúnen en las entradas de los colegios por los que paso. El resto, cada uno en su mundo. Recluídos en el gélido metal que los transporta, o bajo densas bufandas.





Voy programándome, sacando optimismo de la guantera. Siempre la música ayuda a arrancar la mañana, a hacer llevadera la tarde, a relajarnos de noche. Son acordes ya sin dueño, que encuentran intérpretes diferentes. Demuelen malos humores, amoldan cansancios, resucitan inertes almas. Y en ese vaivén nos movemos intentando fusilar el frío reinante con el ardor de una canción.





El mundo sin música sería inconcebible...al menos para mi.