domingo, 28 de diciembre de 2008

Greenpeace no llega al barrio


Era una tarde asfixiante. Salí a buscar algo de sombra en la urbe, engañandome. Los espacios verdes, no son tan verdes y cada vez son menos.

Por casa, edificios que germinan mientras talan la escasa naturaleza de la cuadra para hacer una cochera. Es el progreso realmente? Cuándo sera el certificado de defunción de los barrios, del mate en la vereda, del picadito en la cortada con los buzos oficiando de arcos, de salir por la calle en bicicleta sin más temor que se te pinche o se salga la cadena?

Seré retrógrado por pretender que los chicos se ensucien en el arenero a que se encierren en la asepsia de sus cuartos con Lysoform a jugar a la play?

En la plaza sólo hay dos madres que matan las horas bajo la sombra con sus retoños en una hamaca. No hay pelotas danzando en el escaso césped, ni agudas voces que pidan un centro para el cabezazo letal. Los habitantes tienen como mucho cinco años, enanitos que gozan libremente entre el subibaja y el tobogán.

Nostalgia? Puede ser...pero no deja de llamarme la atención el desértico paisaje. Sé que es la única plaza en diez cuadras a la redonda. Eso no cambió desde que era yo quien oportunamente se esguinzaba cada tanto, por trabar el balón como si estuviera en el Azteca en la final del 86´. También ahí se disputaron las mejores carreras de bicicross, con recorrido pretrazado y obstáculos específicos a tres vueltas...donde me abrí la rodilla por esquivar un ovejero alemán que no se corrió a tiempo. Donde empapé a unas cuantas con las bombuchas al "legalizarse" la temporada carnavalera. Donde dije "pido" tantas veces, donde conté infinidad de treintas jugando a la escondida, saltando elásticos, los mancha-pelota, el poliladron....


Al recostarme en uno de los bancos, siempre con el anotador por si amanece alguna idea, creo estar nuevamente ahí. Con mi pantalón verde tres tiras que agarraba el talón y los pitucones recosidos mil veces por mi abuela.

El sol me está dando de lleno en la cara y me despierto relajado. Debo ser lo que soy porque también pude ser el que fui. Un pibe que llegada del colegio a las doce y media y que a las dos y cuarto (horario más que fijo) se encontraba con sus amigos en la plaza...jugando, relacionándome con otros, tallando humanidad... trepando a los árboles, saltando paredones para comer las moras calientes que crecían tras ellos cerca de las vías del Mitre.


Nostalgia? Puede ser...pero no deja de llamarme la atención lo que ocurre con el paso de tantos diciembres.

2 comentarios:

anitsú dijo...

el cuatri pasado cuando los horarios de la facu me obligaban a volver a casa despues de las 23, iba caminando por asamblea y en eso veo a tres chinos, una cruzada de brazos, otro en una escalerita y el tercero sosteniendole la escalerita al segundo.
el segundo, cierrita en mano, cortando una rama del arbol de la vereda. pense que alguna rama se les habia enganchado en los cables, una boludez asi, pero cuando pase al otro dia me encontre, mejor dicho, no encontre nada del arbol, solo el triste pie amputado...

Hipercandombe. dijo...

Increiblemente a eso llaman progreso.