lunes, 20 de abril de 2009

Perdido


Luego de ir y venir por tantos lugares, de desandar el recorrido una y otra vez mil veces, ahí estaba tal cual lo había visto la última vez cuando se escapó.

Casi que me animo a preguntarle si era él por temor a llevarme algo ajeno.

Estaba jugando con el agua del bebedero , en la plaza de mi viejo colegio.

Había quedado por el piso hace un tiempo y se ve que, aburrido, decidió echarse a andar y rehacer su vida.

Yo seguí con la mía, a otro pulso obviamente, sintiendo terriblemente su ausencia al principio y luego agradecido de que hubiera seguido su camino.

En ese lapso me cambió el carácter. Me sentí invulnerable, omnipotente e inmensamente vacío a la vez. Hacía carrera en la empresa, ganándome la antipatía de varios compañeros. Eso no me generaba absolutamente nada, puesto que habían pasado a ser poco menos relevantes que la limpieza del escritorio en el que habitualmente trabajaba.

Tampoco estaba al tanto de la familia y mis amigos. Desconecté el teléfono al primer llamado inquisidor, con la parsimonia con la que suelo acariciar al gato. Más por evitar el desvelo que por brindarle cariño. Cariño? Tenía recuerdo de algo similar. Una sensación vaga, un pequeño destello nomás.

Definitivamente los sentimientos se los había llevado aquél que, ahora, estaba sentado en la hamaca conmovido al ver un par de gemelos jugando en el subibaja.

Decidí no preguntar y, tomándolo con la guardia baja, lo encarcelé inmediatamente donde solía estar. Juré nunca más sentirme tan triste como para perderlo de nuevo.

Prometí darle debida atención a sus inquietudes, a su parecer...

Al fin de cuentas es mi único corazón.

martes, 14 de abril de 2009

VACACIONES


Para algunos es sinónimo de desenchufarse, desconectarse unos días de la rutina en la que nos sumergimos enfermizamente. Ese breve lapso donde nos damos lugar para encontrarnos con uno mismo, donde nos damos ese tiempo necesario para "no hacer nada".

Ahí, sea bajo el sol o las nubes, inmersos en algún libro, contemplando simplemente el balanceo de unas hojas o embelezados con algún animal que se aparece, nos sentimos plenos.


En esa búsqueda de paz se produce la antítesis de la desconexión.

Porque es en ese instante donde más estamos presentes, donde más genuinos somos, donde más nos reconocemos.

Todo aquello que nos rodea no es más que un marco para que ello pueda producirse.

No hay en qué pensar, cosa que estoy aprendiendo y aprehendiendo para mejorar la calidad de vida (sugiero lean "El poder del ahora" de Eckhart Tolle).

Todo parece estar realmente bien, somos menos vulnerables a las irritaciones (claro, si estamos de vacaciones dirán) y más proclives al entendimiento.

Es evidente que tenemos otra vibración, la que se se nos apaga (o dejamos apagar) una vez que se termina el descanso.


Cómo sería si todos tuviéramos esa sensación en continuado?

Despertar en la cama de siempre pero sentiendo que todo es distinto, que cada hora que pase es un nuevo reto, otra cosa nueva por la cual salir del embotamiento crónico que es lo que nos autuproponemos sin saberlo, al dejarnos gobernar por la mente.

Todo se nos hace tan automático, todo parece tan predecible.

Y todo en realidad es tan diferente a lo que nos armamos, en esa necesidad de planear cada paso que daremos.


No estoy diciendo nada nuevo con esto, seguramente muchos lo habrán escuchado o leído, hasta puede que ya lo estén poniendo en práctica.


Los invito a sumarse entonces, a que no se termine esa sensación. Aún sabiendo que faltan varios meses, no pierdan la posibilidad de estar conectados con cada fibra de su cuerpo, con lo que nos rodea, estar más presentes y menos inmersos en el ruido de las "ideas" que (ya verán quienes quieran profundizar en ese libro) no son más que proyecciones de algo que no llegó o una retrospectiva de algo que ya pasó y dejó de existir. Ambas contaminan e, inconcientemente, nos estamos perdiendo cada segundo de nuestra vida...