lunes, 7 de septiembre de 2009

Bocanada


Estiré el brazo buscándote. El vació fue respuesta y desaliento. Quise mitigar la oscuridad, vencer juntos una vez más al impune viento que traspasa por la noche las cortinas del cuarto.

No hubo respuesta.

Parece mentira después de tantos años y tanta vida dejada atrás. Ni despedida hubo siquiera. Sólo el abandono impensado que, aún hoy, me tortura a estas horas.

Extrañar es, casi a esta altura, el menor de los males. Me siento perdido sin tu presencia, sin tu perfume. Cambiaron mis hábitos, mis costumbres sagradas, rituales en los que nos entregábamos sin medir consecuencias. Aún recuerdo cuando nos escondíamos al principio, alejándonos de los que ignoraban nuestro vínculo. Sólo nos mostrábamos algunas noches de fin de semana, mimetizados entre la turba adolescente. Aun así, nos sentíamos en falta al regresar al hogar y procurábamos conservar la relación bajo llave.

Más de un mes ha pasado...quiero dejar de quererte aún. Es un esfuerzo titánico, bien lo sabés. Abusándote, paseás de la mano con otro delante de mis narices. Tu boca encendida parece querer aferrarse a la mía otra vez... despechada.

Y yo te nombro tantas veces que te hago presente en la ausencia. Una actitud destinada más a dar lástima que a volver a encontrarte realmente.

Aunque sé que estás en cualquier esquina a la espera de mis ruegos. No porque me necesites, sino porque conocés perfectamente lo que me has hecho. Igual te confieso: no quise librarme de vos, no quiero olvidarte por siempre.

Hicimos una pareja fantástica más de una vez y vencimos tantos obstáculos unidos que, ahora, comprendo cuán vulnerable me he transformado sin tu calor.

El sueño por fin vence. Una vez más he logrado pasar otra jornada sin besarte.....