sábado, 28 de marzo de 2009

Incongruencias


Tarde agobiante de marzo y un otoño que se esconde.

En la calle, pocos son lo que se animan a freírse y más son los que huyeron a algún oasis de cesped de los pocos que quedan en la ciudad y sus alrededores.

Otros quedamos postrados contemplando el incesante paso de las horas, sin hacer demasiado. Bastante lo que nos hemos movido durante la semana como para seguir el trajín in eternum.

Una picada, una cerveza, en un balcón que nos comunica con el mundo exterior. Privilegios del fin de semana.

Abajo, los trenes pasan de un lado a otro, despoblados . Se nota son las cinco de la tarde del sábado y no la mañana de un lunes cualquiera.

La escuela de enfrente se relaja también, casi recostándose bajo los jacarandás de la plaza lindera. Sólo algunos perros se escuchan y el motor de un auto que clama la eutanasia o una temporada en el taller.

Extraño. Siento que extraño algo que no puedo identificar. Algo se me fué? Algo abandoné?

Vivimos dejando días atrás, eso si, pero no llegamos a sentir la pérdida como para estar en un contínuo luto. Sin embargo siento que tiene que ver con eso...con la acumulación de esas pequeñas pérdidas quizás.

Hoy, haciendo nada, tampoco disfruto.

Reniego de un descanso que por contrato nos toca.

Hubo muchísimos otros días en que hubiese preferido descansar y no pude.

Claro, allí no había peros, había que estar al pie del cañón cumpliendo con el convenio, los compromiso... la maldita responsabilidad!

Pero hoy es sábado y juré dejar atrás el trabajo. Aunque dé trabajo el no hacer nada...

sábado, 14 de marzo de 2009

CRONICA DE UNA FIESTA ANUNCIADA

Jueves 12 de marzo:

La ansiedad y la expectativa de la previa hacían que los cuerpos se tensaran como vigas. Veníamos de una catarata diaria de ensayos, de charlas, pre-grabaciones, de varios ajustes en pos de un único objetivo: dar un show que quedara tatuado en quienes iban a ser partícipes de nuestro primer disco en vivo.

No era River, no era Obras, porque para nosotros la parada era conocida. Pero queríamos que fuera distinto esta vez: el Teatro de Colegiales debía ser testigo de la evolución musical, ante todo, y de la responsabilidad con que nos habíamos tomado este nuevo desafío.
Reversionar nuestras canciones, ajustar nuestro sonido al máximo nivel posible, dar un espectáculo integral con una puesta en escena diferente...

Sabíamos que había una vibración especial, una energía mayúscula en nuestro público. No habíamos subido a tocar y ya la fiesta parecía preparada de antemano.
Llegaban mensajes de texto y mails que nos daban la pauta de que, tanto para ellos como para nosotros, esto no iba a ser un show más de la banda.
A las 17 hs. arrancó el armado del escenario, la instalación de todo el equipo técnico, el seteo del monitoreo que necesitábamos y la grabación de un back up del show donde entre las 11 y la 3 de la mañana repasamos la lista completa, verificando los niveles de volúmen, etc,etc. Ya estábamos recorriendo las primeras horas del día más esperado.


Viernes 13 de marzo:

12 horas después volvíamos para el Teatro. Era el turno del armado de las luces, colocado de cámaras y prueba de sonido final con los invitados para el recital.
A las 19 hs teníamos todo chequeado. Sólo faltaba salir a tocar y encontrarnos con nuestro público despúes del receso obligado para preparar este show.

El camarín era un enorme volquete que contenía nuestros ánimos. Salimos a hacer algunas notas y comenzamos a palpar lo que se venía porque comenzaban a llegar los yakuzeros. Algunos hicieron un viaje demoledor para poder acompañarnos (Salta, Mar del Plata, Córdoba entre otros).
A las 21 hs nos dijeron que había muchos esperando entrar y pudimos retrasar algunos minutos la salida al escenario. Ya cambiados, nos fundimos en el clásico abrazo. Interiormente corría en cada uno de nosotros una emotividad indescriptible. Bajamos del camarín y el aliento se hacía sentir cada vez con más fuerza tras el telón. Lucho subió primero y los acordes de "La mañana del mañana " impregnaron El Teatro eclipsando al fervoroso "el que no grita yakuza para qué carajo vino..."
Tras él iba yo. Al ver el lugar colmado se me agolparon las lágrimas, pidiendo permiso para dejarse caer. Recordé por un instante el primer recital que habíamos hecho, las primeras canciones compuestas, el andar de Pampa en estos años.
Reprimidas ellas , sólo tuvo lugar una enorme sonrisa de satisfacción. Estábamos comenzando a delinear los trazos de la página más gloriosa de nuestra vida como banda...
El fluir de los temas fue incesante, al igual que el calor que nunca abandonó la noche. Calor que transformaba en pileta virtual el lugar. Todos estábamos empapados al rato. Abajo no paraban el agite...arriba mirábamos incrédulos ese espectáculo.
Pasadas las primeras 10 canciones hicimos un parate para acomodar el set acústico, aprovechando todos para quitarnos algo de transpiración en el camarín y cambiarnos la ropa algunos. Afuera, los acordes de "No estás" se mezclaban con las imágenes de las banderas hechas por nuestros incondicionales seguidores. Esta vez, ellas no pudieron entrar.
Fuimos encendiendo los veladores y ubicándonos sobre los cajones peruanos para que una versión de "Contra las cuerdas" minimalista ganara la noche. Era un respiro inducido, un remanso planeado en medio del oleaje de canciones.

Las siguientes diez casi fueron de corrido y, cuando me dí cuenta, la despedida estaba al caer. Increíblemente, sólo faltaban dos temas para cobijar esta noche en lo más profundo del corazón. "Juntos" y "Carnaval" coparon la parada final y, como siempre pero como nunca, el salto con la gente fue intensamante emotivo. Ya se había terminado la fiesta. Esa que estuvimos planeando tanto tiempo, se diluía en dos horas.

No es cierto que lo bueno dura un rato. Dura lo que uno logre atesorarlo.
Para mi ese momento único quedará grabado, no sólo en un disco, sino en la memoria.
Ahí donde deberíamos juntar sólo las cosas que dan satisfacción y aniquilar las que angustian.

El sábado se estaba tragando al viernes y todavía quedaban muchos en los alrededores de la puerta. Saludos, fotos, notas...y un bar que nos esperaba para extender la felicidad con nuestra gente. Ahora sí pasaría a ser recuerdo la noche soñada...






martes, 3 de marzo de 2009

De vuelta al barrio




Cuando muchos lo daban por muerto, resurgió como el fénix. Era cuestión solamente de tener ganas y algo de tiempo, como pasa con todas las cosas. Tenía todavía cosas por decir, varios motivos por los cuales ser espectador de un pleito amistoso entre el cerebro y el teclado. Uno manifestando su parecer, el otro articulando torpemente.




Surgíó también un tema que viene dominando este primer trimestre del año: la ansiedad de grabar un show enteramente en vivo. Un nuevo desafío que nos pusimos con la banda y del que daremos cuenta en pocos días. Hay un nerviosismo lógico, una ansiedad de demostrarnos lo que podemos lograr después de tantos ensayos, de tanta pasión volcada dentro de la sala.


Hay muchas personas trabajando para este evento y eso también es motivo de atención. Y de algunas distracciones también, porque ya no sólo hablamos de música, sino de imágen, escenario, luces, etc.


Se me ha vuelto a disparar internamente otra cuestión: es apasionante hacer lo que a uno le gusta, no me caben dudas. De a ratos puedo hacerlo, cuando me lo permito sobre todo. Y cada vez me seduce más la noción de dejar de lado la seguridad por la felicidad interior. Pero, por ahora, siguen coexistiendo ambos mundos: el trabajo cotidiano y la banda luego. Al escribirlo me doy cuenta del órden que le acabo de asignar...el cerebro está dominando, me digo....




Contaban una vez de un hombre quien, perdido en el descenso de un alto pico y ya con sus fuerzas agotadas, escuchó una voz que le dijo "Soltate".


Desconfiado, él seguía aferrado al arnés con el último esbozo de energía que le quedaba y así se mantuvo esperando a que lo rescaten. La voz continuaba penetrando en sus oídos..."Soltate Juan" decía. Hasta que terminó por congelarse en la estéril espera, ignorando que estaba a tan sólo tres metros de tocar suelo firme...




Será el momento de soltar?